Un vigilante de seguridad privada necesita una medida de reacción frente a las posibles situaciones que puedan darse en su labor.
Al respecto, preguntamos a varios empresarios por qué un vigilante requería portar un arma y respondieron que para disuadir, defender y proteger. Ninguno de ellos mencionó el hecho de matar porque un arma de servicio de vigilancia no está diseñada para tal fin.
El hecho de que el arma no sea letal le va a dar una medida de reacción al guarda de seguridad que le va a permitir ejercer su labor de forma inmediata, tomar el control de la situación y esperar el apoyo de las redes vinculadas a su servicio.
La ventaja más grande que aportan las armas no letales es que contribuyen a que el servicio de vigilancia, más allá de serlo de prevención, se convierta en uno con capacidad de reacción.
Hay varios tipos de armas no letales: de impacto cinético, de ataques eléctricos y de ataques químicos. Un arma no letal permite defender varias vidas, tanto la del operario como la del reducido y las del entorno en que se expone el arma.
Las armas no letales tienen la intención de proporcionar un efecto que provoque de manera confiable un grado de incapacitación, pero sin los efectos duraderos típicamente letales o permanentes de las armas convencionales. Esta intención de diseño a menudo los ha convertido en un arma de elección para el uso de las fuerzas del orden durante las protestas civiles, etc. Las modalidades de efecto varían según la tecnología empleada: los proyectiles cinéticos funcionan por impacto contundente que activan los receptores de dolor para provocar un cambio de comportamiento, las luces afectan la visión percepción, acústica afecta la audición, etc.